Yo no la maté. Fernando Trujillo


¡Hola! Este mes lo terminamos con un libro cortito pero interesante. 
Así que vamos a empezar. ♡


¡Ficha técnica!


Título: Yo no la maté.

Autor:  Fernando Trujillo Sanz.

Número de páginas: 16 páginas

Género: Misterio; Suspenso

Editorial: Fernando Trujillo

Fecha de publicación: Diciembre, 2014 

Sinopsis.

“Relato corto. Perfecto para leer en transporte público, sobre un acusado de asesinato y su abogado.”

Reseña y opinión.

Esta reseña no será muy larga, pues al igual que el libro, haremos que esto sea directo y al punto.

El libro está escrito a base de solo diálogos, no hay “él dijo”, “el hizo”, “ellos estaban”, no, nada de eso. De hecho, eso hace la propuesta del libro interesante, sencillo y ligero de leer, no hay un trasfondo explícito de las cosas. Fernando escribió este pequeño libro para que seamos nosotros quienes saquen las conclusiones a base de lo que dos de los tres personajes activos dicen. Los sentimientos los ponemos nosotros, al igual que las expresiones, es nuestra imaginación que hace todo el trabajo, a este tipo de libros me gusta llamarlos abiertos, y no precisamente porque tenga un final así, sino, porque en general, eres tú quien decide cómo son los sentimientos de los personajes.

No me quise dejar llevar por la portada, pues a simple vista te da a entender que tratará de un asunto policíaco, el simple nombre da lugar a cero posibilidades, pero una vez que lo lees no puedes evitar sorprendente aunque sea un poco.

El libro comienza muy normal, ya saben, lo típico de una novela policíaca: un abogado intentando defender a un acusado de asesinato, el cual es muy pretencioso, inteligente y un poco raro, todo normal hasta ahí, pero una vez que llegas al punto del clímax, algo raro ocurre en la historia, ¿el acusado es realmente quien todos dicen quien es? ¿es él?

El abogado es muy reconocido, aparentemente de los mejores en la ciudad y conforme avanza el caso se comienza a hacer mucho más famoso de lo que ya era, los medios de comunicación están 100% metidos en la historia, abarcándola de principio a fin, pues el hecho de que un abogado de su nivel aceptara ser el representante de un asesino quien mató a una mujer de forma tan despreciable, los deja con la intriga de ¿cómo terminará esto?

El libro no toca momentos pasados, en ningún momento se nos da a entender quién era la mujer asesinada, ni tampoco quién es exactamente el asesino. Algo que si se nos dice es que el hombre está metido en cosas satánicas, pues en el lugar de los hechos, el abogado encuentra libros y documentales de ocultismo, pero lo más interesante es un diario, escrito a puño y letra por el acusado, pero es justo aquí cuando se nos da una muy pequeña pero interesante pista.

— Estoy en contra de la pena de muerte por principios. — Yo no tengo principios. — ¿Es usted satánico? — Eso contradiría mi afirmación anterior.

Entonces, ¿qué significaban todas esas cosas en su casa? Todo indicaba que lo que se estaba realizando allí era un exorcismo, que terminó muy mal.

Finalmente se da a entender que el juicio está perdido, el fiscal tiene pruebas irrefutables contra el acusado y ya nada más queda por hacer. Entre la desesperación del abogado y la extraña tranquilidad del hombre, este le pide un favor muy particular. Un espejo.
Y es aquí, cuando las cosas se ponen raras.

El espejo no muestra el reflejo del hombre, sino, el de una mujer. La mujer asesinada.
¿Un fantasma? ¿una maldición? ¿un hechizo? ¿un demonio? Algo raro definitivamente estaba pasando. El tipo comienza a explicarle al abogado que una vez que se cumpla la pena de muerte, en automático tomará su cuerpo y lo habitará, aunque no sea él el responsable de su muerte pues explica que por su culpa murió.

Es aquí cuando se nos da otra pequeña pista muy significativa que entenderemos al final.

— Entonces usted es ella. Es decir, él le mató y ahora ocupa su cuerpo, ¿Por qué me lo cuenta?  Deje ya el espejo. Se lo cuento porque tiene que saberlo. Solo así podré ocupar el suyo cuando usted me maté a mí. Yo no inventé esa regla. ¿De qué habla? Yo no voy a matarle. Lo hará el Estado cuando me condenen. Pero fue usted quien le dio el arma homicida a la policía, y así toda posibilidad de que la duda razonable me liberara de la pena de muerte. […] Eso es de locos. ¿Entonces es usted una mujer? Esa cuestión dejó de tener sentido para mí hace muchos… saltos, podríamos decir. Dentro de poco seré usted. No maldita sea. Lo impediré. Pagaré a un preso para que le mate. Es lo mismo. Seguiría muriendo por mediación suya. El preso solo sería un instrumento. Lo único que conseguiría, suponiendo que tuviera agallas, sería acelerar el proceso. Ya puestos, ¿por qué no me estrangula ahora mismo?

Aparentemente pasan 10 años, así sin más, después de este diálogo solo ocurre el salto.

Un hombre saluda animoso al cliente que acaba de entrar a su bar, algo extrañado por lo temprano que llega, entre la platica el primero decide encender la televisión y justo, en el noticiero están hablando de el asesino que el abogado ahí sentado había intentado defender hace diez años. Su condena se había cumplido, lo habían ejecutado.

Entre comentarios como que el abogado dejó su carrera después de mucho tiempo y que ya no quería tomar “lo de siempre” el barman sabe perfectamente que hacer. Sigue las instrucciones al pie de la letra de su amigo, quien le pagó para hacer lo que estaba a punto de hacer. Matar a quien estaba frente a él.

Y por más que el “abogado” intentó razonar con él, nada funcionó.

Disparó.


El final queda abierto, de hecho, en sí todo el libro es abierto, como ya les mencionaba, es nuestra imaginación que hace todo el trabajo. ¡Lo recomiendo! Y más que nada por la propuesta de solo diálogos.

¡Lo he visto gratis en la App Store, Amazon y Play Store! Así que no tendrían que preocuparse por el costo.
¡¡Les dejo los links de cada plataforma donde lo pueden encontrar!! 

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Calificación.

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